«Según lo observado en el presente estudio, el cambio en la relación entre médicos y pacientes es importante en el nuevo escenario de las enfermedades degenerativas y especialmente del Alzheimer», concluyen el psiquiatra Fernando Taragano y otros seis autores del paper que la revista Medicina Buenos Aires publicó en su reciente edición de septiembre-octubre. El estudio en cuestión es una encuesta que la Sub-Sección de Investigación y Rehabilitación de Enfermedades Neurocognitivas del CEMIC realizó en agosto de 2012 a profesionales de la salud y al público general. La valoración final se basa en el análisis de las respuestas de uno y otro grupo, sobre todo, en los indicios de que el público general asume una posición (cada vez más) favorable al uso de biomarcadores al servicio del diagnóstico temprano.
Los pacientes quieren conocer sus diagnósticos, aún a sabiendas de las limitaciones de los tratamientos vigentes… A partir de esta constatación, los autores del documento académico auguran que el enfermo y sus acompañantes «comenzarán a tener un rol más activo y protagónico en las decisiones sobre su salud», y que los médicos deberán asumir un rol «distinto», que priorice «los deseos del paciente en los casos en que sea lo correcto».
Antes de precisar los resultados del estudio, Taragano y equipo advierten sobre la aparición de «nuevos dilemas éticos y de comunicación» que el uso potencial de biomarcadores para el diagnóstico temprano de Alzheimer provoca en la práctica clínica cotidiana. De ahí la preocupación por conocer mejor la opinión, por un lado, de los profesionales de la salud («personas que habitualmente toman decisiones sobre conductas asistenciales con pacientes, tales como médicos y psicólogos») y, por otro lado, del público general («población externa al sistema de salud»).