Callejón sin salida

Días atrás, Mona Johnson publicó en su blog The Tangled Neuron la crónica de una charla que el Instituto sobre Tercera Edad de la Universidad de Pensilvania organizó el 7 de enero pasado en su sede. A contramano de la tendencia compulsiva por difundir información esperanzadora, los responsables de la convocatoria plantearon la necesidad de franquear la barrera interpuesta por las hipótesis y teorías que el mundo académico eligió desarrollar (¿a tientas?) para tratar el mal de Alzheimer.

El título original de la conferencia, A conversation on breaking the treatment barrier: moving from disease modification to prevention of Alzheimer’s disease, sugiere el reconocimiento de un callejón sin salida ante el cual habría que dar marcha atrás. El primer paso asociado a este cambio de rumbo consistiría en reducir los intentos por modificar o intervenir en la enfermedad para, en cambio, priorizar aquéllos por anticiparla y prevenirla («enfrentarla», quisiéramos agregar los legos en la materia).

«Mientras los titulares siguen haciendo hincapié en el desafío de una cura para la demencia senil, en la búsqueda de tratamientos que la alteren y combatan (…), me pareció que los expertos y el público presentes en el evento se encuentran más allá de estas cuestiones», comenta Mona en su post.

Expositores de la charla, los doctores Russell Katz y Zaven Khachaturian advirtieron que los tratamientos en fase de prueba podrían no ser efectivos. Asimismo sostuvieron que en pleno 2010, después de años de investigaciones, los científicos se sienten menos seguros que antes respecto de sus conocimientos sobre Alzheimer. 

Lo cierto es que la edad en la que se manifiestan los primeros indicios, la progresión de la enfermedad y sus síntomas varían de persona en persona (de ahí que los esfuerzos de sistematización rindan pocos frutos). Por otro lado, el vínculo entre las patologías (placas, redes, cantidad de amiloides) y los síntomas asociados no aparece lo suficientemente claro como para que se constituya en una base sólida sobre la cual desarrollar buenos tratamientos o métodos preventivos.

«Para poder prevenir y tratar el Alzheimer, debemos encontrar un nuevo modelo conceptual de la enfermedad», explicó el Dr. Khachaturian. En otras palabras, los científicos tienen que empezar por asignarle una nueva definición y por revisar las validaciones hasta ahora vigentes. Para el mencionado conferencista, este trabajo costaría $10 mil millones de dólares en los próximos diez años.

Según el testimonio de Mona, la charla organizada por la Universidad de Pensilvania dejó la sensación de que los investigadores especialistas en Alzheimer ya están buscando fondos para poder invertir en la exploración de alternativas al camino errado por el cual vienen desbarrancándose hace rato. «Podemos estar seguros de que pronto tendremos más novedades», apuesta esta colega blogger.

Por su parte, quien suscribe se pregunta cuánto dinero se habrá malgastado en tanto emprendimiento ahora comparable con un inconducente callejón sin salida.

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PD. Los interesados pueden ver aquí el video de la charla (en inglés).
PD’. The Tangled Neuron, blog recomendado.

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